jueves, junio 28, 2012

Una historia de dos abuelos.

Ancestros
Mi querido abuelo Basilio Klemenco era de origen ucraniano. Tal vez resulte extraño que el fuera "Klemenco" (con K) y yo "Clemenco" con C, al igual que mi madre. En realidad siempre hubieron Klemencos con K y Clemencos con C en la familia. Temas de Registro Civil, según dicen.
A mi abuelo le gustaba mucho contar anécdotas de su infancia, y a mis primos y a mí nos gustaba mucho escucharlas. No sé hasta donde es fiel mi memoria, pero yo recuerdo que casi siempre lo hacía en el fondo de su casa, sentados bajo el fresco de una parra.
Una de las anécdotas que relataba con más frecuencia, era como el, siendo un niño pequeño, debió huir con su familia oculto bajo los asientos del tren Transiberiano, para así poder llegar a un puerto y tomar un barco que los traería a América.
Como niños, no apreciábamos mucho el valor de ese relato, al que tomábamos casi como un cuento de aventuras y, ¿para que ocultarlo?, a veces dudábamos de la veracidad de los dichos del abuelo
Ya más grande, me interesó saber un poco más de la historia familiar. Allí caí en la cuenta de que la infancia de mi abuelo había transcurrido entre la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa (mi abuelo nació en 1908). El Transiberiano era el medio que tenía la población rusa de llegar al puerto de Vladivostok, única vía de salida al Océano Pacífico de las Repúblicas Soviéticas. Pero el viaje seguramente no era fácil. No estamos hablando de un viaje de muchas horas, sino que tardaba ¡semanas!. El recorrido era de nada menos que 9.288 kilómetros, atravesando campos nevados, con temperaturas bajísimas.
Es de imaginarse cuantas penurias y cuanto terror deberían estar viviendo las familias, para que decidieran emprender una aventura de esa naturaleza para huir de la guerra.
Hace unos años atrás, ví un sitio web de un conocido fotógrafo estadounidense llamado Kent Clemenco, así con "C", como yo. Me decidí a escribirle, con mi inglés que no es muy rico, y sin muchas esperanzas de que me contestara. Pero esta fue la respuesta que recibí:
Hola, encantado de saber de usted ... Sí, mi abuelo, historia interesante, abandonó Rusia por primera vez en 1916, rumbo a San Francisco ... Volvió después de que el Ejército Rojo acabó con la Ucrania a encontrar los restantes miembros de la familia ... que fueron exterminados ... Así que abandonó de nuevo el país y huyó haciéndose pasar como reportero en el tren Transiberiano tren y salió a través de Siberia ...
¡La historia del abuelo Basilio era cierta! De otra forma no puede explicarse que dos abuelos, en los dos extremos de América, contaran historias tan parecidas a sus nietos.