miércoles, noviembre 28, 2012

El fruto y el árbol.

(Inspirado en un trabajo realizado por mi hija mayor, próxima a finalizar su ciclo escolar).

Cuentan que había una vez un árbol, que comenzó siendo una pequeña semilla, luego un pequeño retoño, hasta que creció y dió frutos.
Y un día esos frutos maduraron, y debieron desprenderse del árbol.
Uno de esos frutos le dijo "Hasta pronto, querido árbol, andaré por aquí cerca y mis semillas harán crecer otros bonitos árboles, parecidos a tí".
El árbol le respondió "Me cuesta desprenderme de tí, pero te formé y te ayudé a madurar, y ha llegado el momento de que seamos independientes, físicamente estaremos separados, pero tu siempre tendrás algo de mí, y yo de tí."
Otro de los frutos dijo: "Yo no me quiero separar" y por más que el árbol insistió, insistió e insistió, el se quedó colgado de una de las ramas. Y sólo sirvió para crear un peso en esa rama, y sus semillas nunca dieron vida a nuevos árboles.
Hoy hay un monte de árboles, en cuyo centro se encuentra el viejo árbol, ya sin frutos y con sus ramas vacías, rodeado de otros árboles y sus retoños. Y florecen en cada primavera recordando que la vida es un ciclo, que se repite una y otra vez y perdura en nuestros frutos.

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